En nuestro país, durante varias décadas, un Gerente
percibía mensualmente un salario
equivalente como mínimo al valor de una hectárea (1 ha) de campo clase I – II
con mejoras y tamaño promedio.
En el caso de un Gerente Financiero de una empresa mediana
o grande, un Gerente General o un Propietario, esos ingresos mensuales
equivalían aproximadamente al valor de 1,75 a 2,50 ha, en promedio; con no menos de 20 % de
los casos en los que esos ingresos equivalían a bastante más.
El nivel de vida de esas personas era muy bueno para la época. Como el estilo
de vida generalizado era mucho más sencillo, naturalmente era más fácil ahorrar comparado con el modo en que lo es ahora, en
que existen nuevas fuentes de egreso (viajes, educación de posgrado propia,
educación de los hijos, servicios que hoy son masivos pero que antes ni
siquiera existían, servicios que el Estado presta actualmente de manera
deficitaria, etc).
A lo largo de las últimas 2 décadas, el salario gerencial
promedio del país ha perdido capacidad aquisitiva, tanto comparado con una
canasta de bienes y servicios como comparado con los salarios no gerenciales
especializados y no especializados y con los honorarios de consultores.
Simultáneamente, el valor de la hectárea de referencia se ha
incrementado unas 2,5 veces, medido en moneda constante. En parte se debe al
aumento de la productividad y en parte al aumento de los precios de los
commodities que se producen. Aunque el fenómeno es mucho más complejo que esto,
la consecuencia para el Gerente o Propietario es clara; la aspiración del campo
propio se ha vuelto mucho más lejana.
Existe un primer factor adicional muy importante; el tamaño mínimo aconsejable actualmente para
establecer una empresa agropecuaria viable es mucho mayor que el de hace
relativamente poco tiempo atrás. Las demandas de capital no fundiario también
son mucho mayores, por unidad de superficie. La tecnología es muy útil, ayuda a
mejorar la relación renta – riego, pero demanda más capital. Una empresa muy
pequeña es, adicionalmente, un conjunto de riesgos
poco o nada diversificables.
Existe también un segundo factor adicional; la inseguridad en zonas rurales se ha
incrementado. Es altamente conveniente diseñar o rediseñar cascos (conjunto de
viviendas, parquización e instalaciones) para establecer unidades más
funcionales, más seguras y, por qué no, con mejores accesos, protección frente
a inundaciones, incendios y vientos, mejor parquización, etc.
Finalmente, y no por ello menos importante, debe
considerarse un factor decisivo; el factor país. Iniciar un emprendimiento formalmente
demanda en nuestro país el doble de
procedimientos administrativos que el promedio mundial (14 vs 7) según
Doing Business 2017 del Banco Mundial. La tasa de creación de nuevos negocios formales
es sólo 0,43 / año / 1.000 personas de la población adulta (10 veces menos que
la de muchos países). La vida media de nuestras empresas es más baja que la del
promedio mundial y la proporción de capital que se recupera en las empresas que
desaparecen es de sólo 23 %; mientras muchos países logran el doble.
Nuestro corpus normativo es mediocre en lo referido a facilitar negocios, emprendimientos e infraestructura de 1º y de 2º grado. Pero está comenzando a modernizarse y eso es muy importante. En esa línea debemos citar a la Ley de PPP, Participación Público Privada, y a la de Emprendedorismo y Financiamiento Colectivo (Crowdfunding).
Nuestro corpus normativo es mediocre en lo referido a facilitar negocios, emprendimientos e infraestructura de 1º y de 2º grado. Pero está comenzando a modernizarse y eso es muy importante. En esa línea debemos citar a la Ley de PPP, Participación Público Privada, y a la de Emprendedorismo y Financiamiento Colectivo (Crowdfunding).
Como consecuencia de todo lo anterior, sobre todo lo dicho inicialmente (más que el aspecto normativo), nuestro empresario o
empleado jerárquico tal vez debería:
-
mantener su legítima conducta
aspiracional, esto
es, poseer campo propio,
-
modificar el modo en que puede concretar dicha
aspiración.
Para pensar, ¿verdad?
Próximamente escribiré más reflexiones respecto de este
asunto. Casi todas las ideas que desarrollaré también
son aplicables a empresas de todo tipo y tamaño, sobre todo MiPyMes que estén
enfrentando un cuello de botella o más de uno.
Hasta ese momento,
Ing. Agr.
Luis M. Villa
AGRO&FINANZAS
Rosario
(Santa Fe)
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